La advertencia constante de AMLO a sus adversarios sobre cambiar no parece huérfana después de todo. El parece conocer a fondo el perfil poco pacífico y abiertamente incendiario de muchos de sus colegas de partido. Algunos de los cuales se preparan y perfilan para sucederle en la conducción del país. Algunos ejemplos de estos personajes son sin duda Marcelo Ebrard, Olga Sanchez Cordero, Tatiana Clouthier, Alfonso Durazo, además de otros colaboradores clásicos como Horacio Duarte, Dolores Padierna, René Bejarano y desde luego Gerardo Fernandez Noroña. Colaboradores que verdaderamente han picado piedra y han sido victimas directas del régimen anterior y han pisado hasta la cárcel. Es precisamente por ello que la oposición debería considerar que estos personajes se parecen muy poco, en su actitud, a la “máxima” de AMLO: “abrazos no balazos”. Imaginemos a cualquiera de ellos en la secretaria de gobernación. Es de suponer que no sería lo mismo que ocurre ahora. Mientras que la “Mafia del Poder”, los corruptos, los traidores de la patria, los achichincles, los traficantes de influencias, los ladrones de cuello blanco, los funcionarios vendidos y hasta los intelectuales orgánicos piensan que el tiempo está corriendo y se le acaba a AMLO, en realidad se les está acabando a ellos para rectificar y poner sus barbas a remojar. Como ha pasado siempre, están volviendo a subestimar la buena voluntad de Lopez Obrador, quien de ingenuo no ha tenido ni un pelo. Todo mundo ha escuchado la advertencia que el Presidente ha hecho sobre que él solo no puede cambiar el destino del país, y con ellos quizá está adelantándose a advertir que cuando el se retire no responderá por los que se quedarán después. Yo creo que sin duda, ya sabe lo que se avecina y no es una República del Amor.