Criticar y buscarle los 3 pies al gato no suele ser difícil en la sociedad mexicana actual. Unirse a quienes argumentan con razones la lamentable situación económica, social y política del país, es un club de acceso gratuito y de frutos estériles. Solo concentrándonos en una pequeña población privilegiada por vivir en un “paraíso” para muchos, no les salva de sufrir los efectos del deterioro social que amenaza al resto del país.
Cozumel, alguna vez un destino de excelencia por su tranquilidad, su hospitalidad y su integridad natural, se debate ahora entre la crisis económica debido a sus constantes endeudamientos y la descomposición social derivada de ésta. Una población cada vez mas presionada viviendo los patrones de vida de las grandes ciudades pero carentes de la atención mínima a sus necesidades por parte de las dependencias que deberían garantizar, sino su bienestar (lo cual sería mucho pedir), al menos su digna subsistencia.
Tiroteos, ejecuciones, asesinatos, violaciones, robos con violencia, narcomenudeo y mas recientemente saqueos del patrimonio natural de la Isla figuran en el acontecer cotidiano de este destino. Todo al amparo de la ineficaz aplicación de la ley y de una nula vigilancia oportuna de estos eventos. Mas aún si se ha recurrido a las autoridades para denunciar y dar seguimiento a los casos, se enfrenta una realidad ridícula y triste: no cuentan con los recursos mínimos para luchar contra el delito. Estamos entonces ante los efectos claros y devastadores del una crisis económica que ha entrado en una fase de desmantelamiento de las bases del equilibrio social, y que ahora amenaza con arraigarse y extenderse hacia todas direcciones. Sin que nadie se atreva a levantar la mano para señalar a los responsables y los obligados a responder por todo esto.
Solo en una Isla tan pequeña y tan deteriorada es posible el saqueo impune de arena en una zona federal vigilada por al menos 2 dependencias y 3 niveles de gobierno. Se pueden recolectar cientos de kilos de droga que terminan llegando a las playas de la isla cada año, pero nadie puede dar pista sobre toneladas de arena extraídas de una zona muy conocida y visible de la costa. Se “vigilan” las calles y antros para evitar la distribución de gramos de droga, y se permite el libre tránsito de camiones enteros de arena robada. Que lamentable y vergonzoso el lado que le han visto algunos “malos mexicanos” al título de Isla de Paz, la han interpretado como Isla de Indiferencia, y así lo han aprovechado.
No hay nada nuevo bajo el sol que no hayan enfrentado antes en otros lugares. El día de hoy es claro que la autoridad está ausente, omisa, inoperante, etc. Solo acierta a advertir que la justicia, si es que la hay, llegará en años.. asi es, años. Porque Cozumel puede esperar, no urge que llegue antes. Solo queda el llamado a la acción de los buenos mexicanos (Cozumeleños o no en este caso), que en estas circunstancias decidan sumarse y hacer algo por esta Isla desamparada y olvidada por sus autoridades, a salvarla.. simplemente a eso, salvarla. No hay ni habrá nadie mas detrás que se haga cargo, no queda nadie mas a quien acudir, es la realidad. ¿Se necesita algo peor para abrir los ojos?
Mientras tanto en estos días de semana santa, cínicamente, alguien estrenara playa. Y la hará producir ganancias, hasta que el mar se la vuelva a llevar. Entonces volverá por mas como ya es costumbre.